Existen diversos estudios que revelan que las empresas lideradas por mujeres o aquellas en donde mujeres tienen cargos importantes tienen mejores resultados. La participación femenina no solo beneficia a las mujeres, sino que también tiene un resultado positivo en las empresas, en el desarrollo económico de los países, además de generar sociedades más equitativas. 

Es una realidad que en los últimos años el mercado laboral ha sido tomado por mujeres y la tendencia sigue en crecimiento, pero así como las mujeres tocan el mercado laboral y se adueñan de él, también existe la otra cara de la moneda, ésta incorporación ha sido en empleos baja de remuneración, en el empleo informal, o en aquellos que usualmente no requieren de alguna formación especializada. 

Resuena la pregunta ¿cómo podemos hacer que las mujeres puedan tomar los puestos de poder en las empresas?, es una pregunta compleja para darle respuesta, ahora más que nunca, puesto que parece que la carrera profesional  de las mujeres es más parecida a una carrera de obstáculos. Los número constatan lo que hoy por hoy se vive en nuestro país, 25.8% del total de las mujeres ocupadas fueron suspendidas temporalmente durante la pandemia, según la CEPAL el 2020 generó un retroceso de 10 años en la participación de las mujeres en el ámbito laboral, con una participación de 46% en la región. 

El panorama  prepandemía podría haber sido más alentador, pero no el ideal. La brecha salarial, las pobres medidas de conciliación, la doble jornada laboral (trabajo doméstico no remunerado), por nombrar algunos de los problemas a los que las mujeres se enfrentan cuando llegan al mercado laboral, parecen ser las cadenas invisibles que alejan a las mujeres de su permanencia en puestos de trabajo o bien aspirar a cargos de poder. 

En términos de brecha salarial, que es el pago que recibe una mujer y un hombre por la misma actividad. Tan solo durante el 2019, México era reconocido como el país como la peor brecha salarial en América Latina, esto de acuerdo con el Observatorio del Trabajo Digno, de Acción Ciudadana Frente a la pobreza. El salario promedio para las mujeres trabajadoras con jornada completa, era de $5,029 pesos, mientras que un hombre recibía $5,825 pesos. Esto quiere decir que, las mujeres  deberían trabajar más días durante un año para poder igualar este salario. Valdría la pena indagar profundamente si las empresas están ofreciendo sueldos y puestos paritarios, y el porqué de estas acciones de desigualdad, para así crear políticas que garanticen la permanencia de las mujeres en la vida laboral y de igual forma la reducción completa de la brecha salarial. 

La igualdad de género en los mercados laborales no sólo es lo correcto, sino que también es lo más inteligente, diversos estudios arrojan que el PIB de Latinoamérica podría crecer en 2.6 millones de dólares (34%) si se cerrara por completo la brecha de género en la participación de la fuerza laboral. He aquí el eje central, que gobiernos, empresas y sociedad en general deberían poner la lupa, entre más se reduzcan estas brechas más posibilidades de crecimiento habrá.